jueves, 21 de agosto de 2008

LA ALTA COSTURA, CUANDO LO COTIDIANO SE HACE SUBLIME

Haciendo una reflexión acerca de la Alta Costura me encuentro con la opinión de éstas mujeres que visten y viven la Moda desde su esfera más selecta. Estoy enamorado de la idea de que "después de usar un vestido de Alta Costura no quieres vestir nada más", y es que en efecto, el placer que produce una prenda confeccionada a la medida va más allá de la belleza del objeto en sí.



He tenido la suerte de estar cerca de vestidos de YSL, Manuel Méndez, Mugler, Chanel y Dior. Ver sus etiquetas, sus temrinados y la textura de sus telas me han dejado maravillado. ¡Existió una falda de Alta Costura a la que nunca le encontramos las uniones, estaba tan perfectamente cosida que caía formada como por un solo lienzo!



¿Qué es lo que tiene la Alta Costura que la hace fascinante? ¿Qué es lo que genera el imaginario de los diseñadores que los hace tan atractivos? ¿Por qué buscamos desesperadamente temporada tras temporada las colecciones de los grandes modistos? ¿Qué clase de hechizo o conjuro nos comparten con cada creación que traspasa las barreras de lo cotidiano?

Mi enamoramiento por la moda comienza en la perfección de la técnica, y la resolución de las formas, la paciencia y el amor que existe en cada puntada, así como la búsqueda constante de un ideal de belleza, aquél que queda guardado para una eternidad simbolizada en una prenda de vestir.